lunes, 8 de septiembre de 2008

Danzad, danzad, malditos!



Acaso no matan a los caballos?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Recuerdo que esta película me causó una profunda depresión, porque siendo aún muy joven aprendí el valor del sufrimeinto innecesario. No hace mucho, apenas unos meses, vi por la televisión algo parecido: un niño indú de apenas 6 añitos (o puede que menos) batiendo un récord de la maratón. Prefiero no recordar cuantos kilómetros eran; su cabeza colgando apenas sobre sus hombros, su mirada errática, alucinada, su carita desencajada, tambaléndose a penas por la concurrida calzada, con el imbécil de su padre detrás dándole no se qué ánimos, hacen que el alma se me derrame...